martes, 25 de julio de 2017

Complementarse


Complementarse



La armonía, el bienestar, y la satisfacción del propósito individual son posibles cuando nuestra conciencia es inclusiva en vez de excluyente. Tal conciencia es universal, en el sentido de que podemos reconocer y apreciar el propósito y la necesidad de todas las cosas en la vida, y de esta manera darles el espacio para expresar el derecho innato de “ser”. Cuando las personas, bien sea a un nivel individual o colectivo, se hacen excluyentes, es decir, cuando la base de su identidad se fundamenta en prerrogativas y privilegios, entonces la armonía, la paz y también el amor se pierden, tanto en la persona como en la sociedad. Las personas, las sociedades, nacionalidades, religiones, políticas, se vuelven excluyentes. Cuando se apegan a una especialidad en particular, un talento o una posición, a pesar de que es sano el valorar quién eres, tal apego hace que se convierta en algo insano y violento, haciendo que otros se sientan inferiores debido a que no poseen lo que nosotros tenemos.

En la mayoría de ocasiones, la razón del conflicto a cualquier nivel es la idea de estar en lo cierto, y querer dominar y reprimir a otros porque pensamos que somos mejores de una forma o de otra. Desafortunadamente, en la sociedad moderna, ya sea en oriente u occidente, la idea de rebajar a los demás para demostrar el valor de la persona o la idea, ha creado precedentes sobre el principio innato de la vida que es el complementarse.

Cuando tenemos tendencia a complementarnos en lugar de competir o menospreciar a los demás, hay paz y en especial respeto. Y por encima de todo auto-respeto. Auto-respeto es reconocerme a mí mismo tal y como soy y cumplir con mi propósito sin dañar ni compararme con los demás. En este hermoso tapiz de la vida todos tenemos un lugar, simplemente debo saberlo, entenderlo, expresarlo, disfrutarlo. Tengo este derecho, pero nunca debo abusar, porque cuando empiezo a pensar que mi “rol” o mi posición o mi expresión, es más aventajada o mejor que la de los demás, entonces habrá conflicto. En ocasiones, cuando hay una sensación de incapacidad, ya sea personal o colectiva, hay una necesidad de ser reconocido y esto crea apego a los privilegios o las prerrogativas, y cuando el sentido de identidad se basa en esto, crea exclusividad.

La naturaleza funciona bajo el principio de la complementariedad, como por ejemplo podemos comprobar con las estaciones, el día y la noche, el continuo proceso cíclico de nacimiento, crecimiento, madurez y envejecimiento, muerte, renacimiento, crecimiento, madurez, muerte, etc.

El principio de ser complementario significa que cada uno tiene un mismo valor, y cuando reconocemos la igualdad del valor de todas las cosas, entonces dejamos de competir, compararnos, sentirnos inferiores o superiores, intentando ser lo que no somos. En una sociedad, ¿son todos doctores, albañiles o panaderos? Todos tienen diferentes talentos, diferentes posiciones ya que se tienen que realizar diferentes tareas si se quiere que la sociedad funcione bien. Si examinamos la vida, nos damos cuenta de que el reconocimiento de este principio de ser complementario es la base para crear una coexistencia pacífica y feliz, ya que la visión y la actitud de igualdad respetan las diferencias.
 

lunes, 17 de julio de 2017

Punto final

Punto final



Poner un “punto final” en nuestra mente a ciertos eventos de la vida no es tan fácil a veces y a menudo lo que insertamos es una coma, un signo de exclamación o un interrogante. ¿Por qué nos cuesta tanto, a veces, aplicar este diminuto punto y seguir avanzando?

La mejor forma de disfrutar de una historia o una lectura es hacer paradas frecuentes. Esto nos permite un momento para digerir lo anterior y prepararnos para lo siguiente. Podemos comprender el punto final como el principio de un nuevo pensamiento, no sólo el final del viejo. Es una oportunidad de empezar algo nuevo. Mirar hacia delante y no hacia atrás. Aprender del pasado y soltar. La única forma de cambiar el pasado es crear un mejor futuro.

Entender que esta obra de la vida entera está constituida por un importante número de actores interpretando sus papeles a la vez en el mismo escenario reduce la reactividad y los pensamientos inútiles. Hoy puede que alguien interprete un papel brillante y mañana, esa misma persona, puede que interprete un papel lleno de errores y defectos, sin embargo, simplemente están interpretando su papel. Podemos condenar el acto, pero no al actor. No confundamos el rol y el traje con el alma. La meditación Raja Yoga nos enseña que cada alma en su naturaleza original es pura y divina. Miremos el estado original, el alma, no aquél que está en proceso sobre el escenario.

Poner un punto final significa aplicar los frenos en la mente. Así nuestros pensamientos pasan a un estado silencioso y contemplativo. Tenemos que revisar a lo largo del día cuán a menudo somos capaces de aplicar este punto final a las diversas historias que circulan por nuestra mente, a fin de que podamos experimentar paz y tranquilidad.

Es hora de aprender a poner un punto final completo. Aprender del pasado, soltar y empezar un nuevo capítulo de nuestra vida, fresco y lleno de luminosas posibilidades.

martes, 11 de julio de 2017

Conferencia: Resentimiento, aceptación y amor


Barreras del amor

Barreras del amor

Todo lo que hay en el corazón que no es limpio ni verdadero, finalmente generará un muro en nuestro interior, obstruyendo el fluir natural del amor. Las personas que dicen que no hay amor en sus vidas en realidad están bloqueadas debido a este muro.

Realmente sí hay amor, pero simplemente no pueden aceptarlo. El ego es el ejemplo más claro de esto. El ego limita el fluir del amor al poner condiciones al amor que se da y se recibe. El ego usa el amor para satisfacer sus propias necesidades y deseos. Genera un amor que es engañoso, que sólo trae satisfacción temporal. El ego no nos permite experimentar el amor verdadero ni compartirlo. De hecho, el ego es capaz de destruir nuestra habilidad natural de sentir el amor.

A la vez, el amor engañoso es aquél que surge cuando no hay honestidad en el corazón. Crea dependencia y se parece más a un contrato que a una relación. Este tipo de amor se ha convertido como en una droga.

El amor debería ser tal que permita que la honestidad y la verdad crezcan. Es la honestidad lo que nos muestra qué es el amor, y el verdadero amor nos muestra lo que es la honestidad. Funciona en las dos direcciones.

La forma de liberarnos de la dependencia del falso amor es experimentar a través del silencio y la meditación la conexión con la verdadera fuente de amor. Experimentar la dulzura y plenitud del amor verdadero. Así reemplazamos el veneno con el néctar y cada vez será más fácil reconocer la futilidad y el nulo valor del amor falso.

No deberíamos simplemente aceptar cualquier amor que se presente en el camino, de aquí, de allí, de cualquier lugar. Si alguien quiere darte amor, primero observa qué clase de amor está ofreciendo.

El amor verdadero está libre de deseos egoístas y de expectativas. Para experimentarlo tenemos que conseguir que nuestro corazón esté limpio y lleno de honestidad.