Una de las causas principales, sino la principal, de que nuestra
transformación interior se demore y los viejos patrones, causantes de nuestro
malestar e intranquilidad, sigan afectándonos en la vida, es la falta de
determinación y enfoque.
La mente es fácilmente distraída en muchas direcciones. El
conocimiento espiritual nos recuerda que nuestra naturaleza verdadera, como
seres espirituales, es elevada y digna, nuestra verdadera esencia es de
grandeza y autenticidad. Necesitamos permanecer conectados con nuestras
cualidades originales y soltar y distanciarnos de todos los hábitos negativos
del ego y la conciencia limitada.
Aún así, incluso con las mejores intenciones y a pesar de que de vez
en cuando creamos pensamientos llenos de resolución sobre qué queremos eliminar
en el ser y qué queremos integrar en nuestra vida, en términos de virtudes y
cualidades, la realidad es que con el
paso del tiempo, la fuerza de esos pensamientos se va diluyendo.
Un paso fundamental que va a marcar la diferencia es no permitir que
la mente esté ociosa, tanto como podamos. Existe un proverbio que reza
"Una mente ociosa es el taller del diablo". El significado está
claro, cuando la mente no tiene ninguna meta ni objetivo, las innumerables
atracciones de los sentidos se apoderan de ella. Las debilidades y dependencias
controlan nuestra conciencia. La puerta de entrada es la mente y,
específicamente, los pensamientos.
Así que es esencial crear un programa de actividades para nuestra
mente. Leer y estudiar textos que estén llenos de conocimiento espiritual,
crear espacios en nuestra agenda diaria para reflexionar sobre los mismos, para
comprender las leyes espirituales y su aplicación en nuestra vida práctica.
Crear tiempo para experimentar con la meditación, con la concentración y la
contemplación. Reflexionar sobre los valores y cualidades que queremos ver más
presentes en nuestras vidas y qué tenemos que hacer para integrarlos.
Si nuestra mente está constantemente involucrada en nuestra meta y
objetivo de transformación espiritual, experimentaremos que los pensamientos se
vuelven más poderosos y concentrados, y la mente más luminosa y liviana. A su
vez, esto generará sentimientos internos de satisfacción y plenitud. Sentiremos
que nos vamos acercando a nuestra meta. La clave es una mente ocupada que
cierra las puertas al desperdicio, la distracción y la negatividad.
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