viernes, 24 de abril de 2015

Seminario del 18 de abril

El pasado sábado 18 de abril tuvo lugar en  los locales que BK tiene en la calle Diputación,  el seminario impartido por Yolanda Domènech y Guillermo Simó  titulado: Vivir la vida conscientemente aprendiendo de la pérdida.

Yolanda Domènech es máster en psicología y psicoterapia analítica; miembro del grupo de trabajo de Duelo y Pérdidas del Colegio de Psicólogos; presidenta de la Asociación de MLCIT en España.

Guillermo Simó es miembro del equipo de coordinación nacional de BK; coach ejecutivo y profesor de Pensamiento Positivo y Meditación Raja Yoga.

Al seminario, de entrada libre y de aportación voluntaria, asistieron 40 personas. La duración, con comida incluida, fue de 6 horas. 

En el programa se intercalaron definiciones, conceptos teóricos, reflexiones, meditaciones, tiempo de reflexión personal, sesión grupal y sesión de preguntas y respuestas.  El foco central fue el tema del duelo y sus fases, las emociones, cuales son las emociones más características de  cada fase del duelo, como gestionarlas, como aprender de la pérdida, los beneficios de la meditación y la práctica de la presencia plena, cómo aprender a soltar el pasado, ser un observador desapegado.

El objetivo del seminario se centró en compartir reflexiones y métodos para afrontar  las situaciones de pérdida que se presentan a lo largo de nuestra vida. A pesar de que sabemos que algún día moriremos, a menudo vivimos de espaldas a esta realidad. La naturaleza, a través de sus cambios, nos enseña que nada es permanente y que no puede existir vida sin muerte, ni muerte sin vida.

La muerte de un ser querido, el fin de una relación de pareja, la pérdida de un empleo, los cambios físicos debidos a una enfermedad o accidente, las pérdidas de bienes, los cambios forzados de domicilio, etc. son como muertes simbólicas que nos sitúan ante lo desconocido.

¿Cómo podemos enfrentarnos al dolor que este hecho supone? ¿Podemos aprender de la experiencia de dolor y pérdida? La pérdida nos lleva hacia un viaje interior, nos lleva a  movernos por lugares profundamente sombríos y también por lugares luminosos. Nos conecta con la vida y la muerte, con la luz y la oscuridad, con el dolor y el amor. La pérdida es, sin duda, una invitación a la transformación interior. Dependerá de nuestra actitud hacia el dolor que sentimos y de la aceptación de la situación el salir o no fortalecido de una experiencia de pérdida.
El poder de afrontar es la capacidad  para enfrentarnos y superar con gran fe y coraje los obstáculos externos e internos, las pruebas, los retos. La meditación nos ayuda a dar ese paso hacia adentro y conocernos  a nosotros mismos. Con la meditación aprendemos a discernir lo verdadero de lo falso y recuperamos la fortaleza para afrontar. Aprendemos a afrontar  obstáculos, aprendemos a afrontar pruebas que desencadenan odio y miedo en nosotros. ¿Podemos superarlas con éxito? ¿Podemos descubrir las valiosas lecciones ocultas  detrás de ellas? ¿Sabemos apreciar el aprendizaje enriquecedor que nos ofrecen? Estos son indicadores de nuestro poder de afrontar. El miedo, la inseguridad y la falta de confianza en nosotros mismos pondrán a prueba nuestra capacidad para continuar.


Y, por último, los retos. Cada instante es un reto. Hay que afrontarlo todo. El posponer se paga caro. En resumen, el poder de afrontar nos da coraje y confianza para tratar con cualquier persona o situación. Este poder nos ayuda a conquistar todos los miedos, inseguridades y dudas, especialmente con respecto a nuestras capacidades.

Algunas frases interesantes para recordar: La herida es el lugar por donde entra la luz (Rumi). El dolor es inevitable, el sufrimiento opcional. La vida es un regalo que debo sentir plenamente. Tenemos que aprender a convertir el dolor que destruye en un dolor que sana. El dolor destruye cuando nos quedamos atrapados en él. Responsabilizarse significa responder ante una situación. ¿Cómo respondo  ante una situación? Cuando la vida nos pone ante una situación difícil tenemos que movilizarnos, poner toda nuestra fuerza para salir de ahí, inevitablemente nos tenemos que mover.

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