domingo, 6 de noviembre de 2011

Vive inspirado

“Inspirar” significa llenar a los demás de entusiasmo, confianza y creatividad. ¡Cuando estamos inspirados nos sentimos realmente vivos!

Inspírate con tu propósito
Cada día, cuando te despiertes, pregúntate: “¿Quién soy yo?” “¿A quién pertenezco?” “¿Cuál es mi propósito en la vida?” Entonces cada mañana te reconocerás a ti mismo como un alma, un ser espiritual y un hijo de Dios, el amoroso ser supremo. Ten la meta de celebrar este hecho y ayudar a los demás a llegar a la misma comprensión y experiencia. Esto hará que te sientas energetizado.

Inspírate con las virtudes
En lo profundo de tu interior, posees todas las fortalezas y virtudes que puedas llegar a necesitar en la vida. Reflexiona durante unos momentos, dirígete a ese espacio interior de fortaleza y paz, selecciona la cualidad en particular que necesites, y haz que se manifieste. Mediante la energía de un pensamiento determinado, permite que se exprese en formas prácticas hoy mismo.

Inspírate contigo mismo
Recuerda que eres un ser único, que ha recibido el regalo de cualidades especiales; recuérdate todo lo que ya has conseguido. Siendo consciente de ti mismo como un ser espiritual pacífico, experimenta tu propio potencial para interpretar el rol que has recibido en la gran obra de la vida. Respétate a ti mismo, así tu confianza incrementará y verás que encuentras el coraje para seguir avanzando.

Inspírate con los demás
Sin impresionarte en exceso por los demás, observa a las grandes almas desde una distancia e identifica qué cualidades que poseen te gustaría adoptar en tu vida. Incluso si alguien no te impresiona, desde la misma distancia, también obsérvales y después, con un corazón generoso, identifica también su fortaleza especial – cada ser espiritual tiene una fortaleza particular que es admirable. Esa generosidad te proporcionará un corazón feliz.

Inspírate con la naturaleza
Tómate un tiempo en medio de tu apretado horario y las preocupaciones mundanas, para considerar el mundo de los elementos. Uno no puede sino inspirarse con la belleza y majestuosidad de la naturaleza – desde la fragante delicadeza de los pétalos de las flores, de una diminuta semilla o una nueva planta que brota hasta el inmenso poder del océano o del volcán erupcionando. Cuando cooperamos con los elementos, nos damos cuenta de que la naturaleza comparte su abundancia con nosotros; cuando desperdiciamos sus recursos y maltratamos la tierra, puede que tengamos que afrontar las consecuencias. Cooperemos con la naturaleza para crear una asociación pacífica y productiva.

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