viernes, 15 de febrero de 2013

Conferencia en el Espacio Elsa: Poder espiritual: La dimensión sutil de la realidad"

El 14 de febrero, en el espacio Elsa, Lidia Miranda, profesora de pensamiento positivo y meditación, ha dado la conferencia titulada: “Poder espiritual: la dimensión sutil de la realidad”. Con una asistencia de 47 personas.

De una forma muy práctica y con ejemplos muy reales de nuestro día a día, Lidia nos  ha hecho ver cómo, ante una misma realidad, diferentes individuos involucrados, la viven de una forma distinta. Incluso para una misma realidad tenemos diferentes respuestas según nuestro estado anímico. Esto ocurre por la influencia que la dimensión física ejerce sobre nosotros. Nos ha dado consejos para recuperar nuestra energía y poder interior. ¿Cómo posicionarnos en una dimensión más elevada? La energía sutil existe pero no se ve y esta energía también ejerce su poder. Estamos tan influenciados por todo lo físico que esto es lo que más tira de nosotros. No debemos olvidar que: "allá donde vaya mi visión va mi energía". Debemos tomar la responsabilidad de qué es lo que incorporamos en nuestra percepción. Debo aprender a ver las fortalezas de los demás y no las debilidades.

Algunas reflexiones:

·         Nunca perder la esperanza en los demás ni en nosotros mismos.

·         No perder la esperanza en nuestro propio cambio.

·         Cuidar el tiempo y los pensamientos, porque con los pensamientos que creamos… elegimos donde nos posicionamos, si arriba o abajo. Depende solo de mí.

·         Tenemos que ser nosotros quienes influenciemos nuestro entorno y a los que nos rodean con energía sutil, con una actitud más positiva, y así cambiamos nuestra realidad.

·         Aprender a conectar con la energía de lo divino. El ser supremo es el único ser que se mantiene estable en la dimensión espiritual. Esa gran capacidad de amar, de perdonar, de dicha que tiene el alma suprema  influye en mi alma. Esta es la forma rápida de recobrar mi armonía interior y mi equilibrio.

domingo, 10 de febrero de 2013

La maravilla del silencio


En el silencio encontramos la habilidad de escuchar; escucharnos a nosotros mismos, a los demás y a Dios.

Escuchar es como un arte olvidado. Sin él no podemos comunicarnos, ni relacionarnos con los demás y por tanto, no podemos vivir una vida significativa. Necesitamos aprender a escuchar.

Sentarnos en silencio nos permite escucharnos a nosotros mismos y comprender. Este silencio puede sanar. Las preocupaciones y el dolor pueden sanarse cuando escuchamos. La medicina espiritual está siempre presente en el alma. Siempre que la necesitemos, hasta el punto en que la necesitemos, podemos encontrarla en el interior.

En el silencio también acumulamos poder espiritual. Este poder del silencio transforma la atmósfera, generando paz donde había intranquilidad. Primero nuestra atmósfera interna y luego la atmósfera a nuestro alrededor, a medida que irradiamos vibraciones silenciosas de paz.

Necesitamos conocer y experimentar con mayor profundidad el poder del silencio. Los instrumentos del silencio son los pensamientos puros, los buenos deseos y el lenguaje de la mirada.

Con el poder del silencio y con el lenguaje de la mirada podemos dar una experiencia de espiritualidad a los demás. Donde las palabras no pueden hacer que una tarea sea exitosa, la experiencia de amor y compasión a través de los medios del poder del silencio, pueden llevarla a cabo.

Para desarrollar la experiencia del poder del silencio, es necesario permanecer introvertidos y en soledad, practicando la experiencia de la conciencia del ser espiritual y la conexión con la fuente eterna de poder espiritual.

sábado, 2 de febrero de 2013

Creencias sobre la ira

Hemos “aprendido a creer” que es normal enfadarse con los demás, con el mundo, incluso con uno mismo. Los padres y los jefes puede que incluso hayan aprendido a usar la emoción de la ira para atemorizar a los demás y conseguir que hagan lo que ellos quieren. Pocas personas se dan cuenta de que cuando nos enfadamos, nosotros somos los primeros en sufrir y los que más lo hacemos.

Después, cuando alguien aparece y sugiere que la ira no es una buena idea, y que no es una emoción sana, se resisten a esta creencia e incluso discuten para defender su ira!

Es sólo cuando experimentamos la verdad de nuestra paz interior y nos damos cuenta de que la paz es nuestro estado natural, que el argumento de que “la ira es normal y parte de la vida” se descubre como erróneo y falaz.

En la experiencia de la verdadera paz interior también nos damos cuenta, desde lo profundo de nuestra conciencia, de que en realidad no dependemos de nadie para experimentar nuestros sentimientos de paz, felicidad, contento y alegría. Esta experiencia de completa libertad interior termina con una de las creencias más profundas que la mayoría hemos aprendido, que es la de que dependemos de los demás, de los eventos y de las situaciones para sentir lo que sentimos.

Liberarnos de la ira no quiere decir que en las situaciones prácticas no nos expresemos ni digamos nada y nos sentemos en una resignación dichosa o en una especie de estupor meditativo! En vez de reaccionar desde la ira, experimentamos una renovada intención y una capacidad expandida de entender a los demás y permanecer vitalmente conectados con los demás.