2 de Julio. Sala Claret. Conferencia titulada: Meditación, despertando al coach interior
Conferenciante: Blanca Bacete, coach personal y ejecutivo, formadora en habilidades directivas y profesora de pensamiento positivo y meditación Raja Yoga. Empezó la sesión con unos minutos de silencio para entrar de pleno en el tema de la conferencia. Blanca empezó compartiendo su experiencia durante los años que trabajó en una multinacional y cómo llegó a ser profesora de meditación Raja Yoga y pensamiento positivo. Lo primero que resaltó fue que las habilidades que se desarrollan en el coaching están ligadas a la meditación.
Son dos formas de aprendizaje experiencial, de dentro a fuera. Tanto en la meditación Raja Ioga como en el coaching hay un objetivo y tú tienes que hacer el trabajo en los dos casos. Normalmente nos hacemos dependientes de las personas, nos hemos acostumbrado a que en la mayoría de ocasiones, siempre hay alguien que nos soluciona algo pero, si esto no ocurre nos lleva a la frustración y nos volvemos débiles por no conseguir aquello que queremos, nos entra miedo y nos paralizamos.
Ambas herramientas, coaching y meditación, cuando se unen generan algo muy potente y poderoso. Las dos fijan una nueva mirada en el ser. La meditación y el coaching se centran en lo positivo. Si generamos poder, potencia y enfoque, esto se manifestará en nuestra vida. Las dos, meditación y coaching, nos dan habilidades y herramientas para que nos podamos transformar y vivir con todo nuestro potencial. Nos proporcionan mayor estabilidad, mayor seguridad y nos permiten estar bien en el mundo. Los valores que aprendamos a poner en marcha desarrollarán un karma positivo que nos dará un retorno.
En primer lugar debemos posicionarnos. Cuáles son mis cualidades y mis debilidades, aceptándolas sin juzgarlas. Cuanto más veamos las debilidades, más nos van a hacer creer que somos pequeños, débiles e impotentes. En la meditación nos podemos visualizar con el objetivo de cómo nos queremos ver y así atraerlo a nuestra vida. Somos los creadores de nuestros pensamientos, creamos nuestra propia vida y así, creamos nuestro destino.
Coaching y meditación nos hacen ser conscientes. La herramienta que usan ambas son las preguntas. Cuando nos preguntamos: ¿por qué? ¿hasta cuándo? Éste tipo de preguntas no nos llevan a ningún sitio sólo crean desesperanza, no vemos salida y el intelecto se nubla. Con las preguntas somos nosotros quienes tenemos que encontrar las propias respuestas. Se ofrecen distintas posibilidades para que elijamos en cuál de ellas nos queremos posicionar y así abrimos nuestra visión.
Un posicionamiento puede ser el de víctima. Si nos posicionamos como víctima, le estamos dando el poder al otro. Tenemos que hacernos esta pregunta: ¿me habré posicionado como víctima sin haberme dado cuenta hasta ahora? Nos damos cuenta de que tenemos que hacer cosas pero no las hacemos ¿porqué? Porque el alma no tiene poder para hacerlo. La fórmula: “El alma en su pleno potencial” menos “los defectos que ha adquirido”, multiplicado por el “poder espiritual”, nos lleva a la tranformación.
El poder de la voluntad está en nuestro interior, mente e intelecto trabajan juntos. El intelecto filtra, decide lo que le conviene o no al alma. Cuando tomamos poder tomamos mejores decisiones. La mente está para pensar no para reprimirla ni para dejarla en blanco y así recuperamos autoestima, auto-respeto y, de esta manera, no tenemos que pedirlo a los demás. Cuando estamos posicionados como víctimas somos víctimas de nosotros mismos. Tenemos que volvernos emprendedores en todas las situaciones y ver oportunidades y no problemas. Otro posicionamiento puede ser el de tener la perspectiva de ser un estudiante de la vida.
Veo algo para aprender y cuando al final nos convertimos en maestros ya no vemos problemas, todo es un regalo. También tenemos que preguntarnos cuáles son nuestras creencias limitantes. Si veo que algo es imposible estaré lejos de poderlo conseguir, por lo tanto tenemos que preguntarnos si lo que queremos conseguir es posible, aunque sea, en un 2%.
Primero tenemos que soñar con el ser grande que somos, somos luz, sin límites, lo que nos limita es la materia, ésta nos hace pequeños, vivimos desde esa conciencia limitada pero si nos atrevemos a vivir con esa conciencia ilimitada seremos capaces de todo. Tenemos que recuperar la conciencia de que somos seres de luz pero que estamos viviendo en la materia, en el cuerpo. Todos tenemos poderes que tenemos que atrevernos a probar. Tenemos que dar poder a la visualización, entrenarnos y concentrarnos en eso.
Otra área que tenemos que desarrollar es la escucha y descubrir la parte positiva, que es lo que nos quiere decir. Si nos hacemos amigos de estas voces que nos critican, enjuician, nos daremos cuenta que nos están diciendo que dejemos de hacer esas cosas que no están bien.
Tenemos que hacernos las preguntas: ¿qué quiero? ¿qué necesito? ¿qué voy a hacer para conseguirlo? ¿Cuándo voy a empezar? Todas estas preguntas mueven algo en nuestro interior que nos hace reflexionar a un nivel más profundo. Detrás del no parar hay una creencia limitante que nos impide parar por el famoso: no tengo tiempo. Si me permito parar puedo conectar conmigo. Si no me doy este tiempo para parar no puedo acceder ni a mi consciencia ni a mi intuición. Somos cada uno de nosotros los que tenemos que parar y tomar este compromiso cada uno porque soy yo quien tengo que parar.
También es bueno desarrollar una cultura apreciativa y así tendré seguridad, tranquilidad y la vida tomará otro sentido. El hacer todos estos cambios en nuestras vidas es para sentirnos plenos. Para no tener el alma enferma tenemos que tener una conciencia elevada. Debemos cultivar la humildad y la flexibilidad. El ser humano tiene miedo a brillar. El camino de ser grande es un camino de gran responsabilidad. Pero todos tenemos una gran ayuda si nos atrevemos a probar y es la del Alma Suprema.
El Alma Suprema nos empodera ya que nuestra alma, nacimiento tras nacimiento se ha cubierto de polvo y es, al entrar en contacto con el Alma Suprema, que podemos quemar todo el polvo y fundir todos los metales que con el paso del tiempo se han adherido al alma. Así, el alma volverá a ser poderosa y recobrará su valor.
Y para finalizar Blanca dirigió una meditación durante diez minutos que llevó a los asistentes a disfrutar del silencio.