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lunes, 20 de enero de 2020

¿Cómo podemos superar el miedo?

¿Cómo podemos superar el miedo?



Antes de participar o de reaccionar, a menudo necesitamos relajarnos, calmarnos y observar para que nuestra contribución sea apropiada y positiva.

Aprender a observar:
¿Cómo me veo a mí mismo?
¿Como alguien valioso?
¿Con el derecho a ser?
¿Puedo afrontarme a mí mismo?
¿Me gusto, me acepto y me respeto a mí mismo?

¿Cómo veo a los demás?
¿como amigos?
¿como enemigos?
¿como maestros?
¿como apoyos?
¿como extensiones mías?
¿como objetos de valor?

¿Cómo veo la vida? Ante todo como:
¿Alegría o dolor?
¿Un regalo o una maldición?
¿Un juego o una batalla?
¿Aprendizaje o pérdida?

Si recorremos estas preguntas despacio y con calma, y nos tomamos el tiempo para pensar sobre ellas, las respuestas nos harán conscientes de si estamos construyendo muros o puentes en nuestra vida. ¿Hay sólo puentes o sólo muros o ambas cosas? ¿Más puentes o más muros? La respuesta negativa es un muro; la positiva es un puente.
He aquí algunas formas de construir más puentes y menos muros:

Confianza – Aprende a confiar, porque confiar en uno mismo, en los demás y en la vida abre posibilidades imprevistas. No te preocupes demasiado si te engañan, si el otro no dice la verdad, si, si, si… Deja estos “si” y actúa. Como se suele decir: “Quien nada arriesga, nada gana.”

Fe – Salta por encima de las barreras; no las conviertas en excusas. Si no aceptamos retos, nuestra vida es una vida de “aburrida seguridad” cuyo fundamento está en el miedo a la novedad y al cambio. Puede parecer cómoda y segura, pero es de una seguridad ilusoria, que puede romperse en cualquier momento, de cualquier forma.

Aceptación – Los errores, los contratiempos, los fracasos, las decepciones forman parte del proceso de crecimiento y de conocimiento, y no hay que condenarlos o temerlos. Todo ser humano los ha experimentado o los está experimentando, y los continuará experimentando.

Siempre queda luz
 – Todas las cosas tienen su significado y, si no ahora, al fin, entenderemos ese significado. Es sano para la mente y el cuerpo no cargar con el peso de la exageración y la falta de perspectiva.

La vida es un juego – Conoce las reglas y juégalo bien. Un buen jugador entiende, por eso es tranquilo, tolerante y flexible, no se queda atascado en una jugada, un movimiento u otro jugador durante demasiado tiempo, concede el respeto y la atención debidos, pero sigue adelante. Un buen jugador desempeña en el juego el papel que le corresponde y no intenta desempeñar el de los demás.

Amor propio – Reconozcamos nuestra realidad espiritual como seres humanos con recursos de calidad en su interior que tienen siempre que estar abiertos para usarlos. No necesitamos aceptar falsos apoyos del exterior, como un nombre, fama y elogio. Somos lo que somos por lo que hay en nuestro interior. Nuestro punto de referencia es lo que de eterno y valioso hay en nuestro interior; entonces no puede darse el miedo a recibir daño.

Silencio y perspectiva positiva – Cuando nos damos cuenta de la importancia de estar en silencio y quietud de vez en cuando, entonces nuestra positividad hacia el yo y la vida se reexamina y renueva. De lo contrario, la velocidad e inmensidad de las fuerzas negativas, provengan del yo o de los demás, sin duda nos harán temerosos.

Alejémonos de las presiones de la vida y aprendamos a romper las cadenas del miedo que nos atan y nos impiden progresar espiritualmente.

lunes, 16 de septiembre de 2019

Mi verdadera identidad

Mi verdadera identidad


 
Nosotros no podemos acumular lo externo, ni confiar en ello, para crear una sensación de valor personal.

La gente a menudo intenta llenar el vacío de la insuficiencia personal con la codicia, pero este “método” va contra las leyes naturales del universo. Todo lo que soy, todo lo que puedo ser, todo lo que me hará realmente feliz debe comenzar en mi interior. 
Tenemos que empezar de dentro hacia fuera, no al revés, de lo contrario creamos deseos sin fin, como el monstruo de las siete cabezas que guardaba el Vellocino de Oro: cada vez que Jasón, el héroe, cortaba una cabeza, otra crecía en su lugar. El monstruo no murió hasta que le dio en el corazón. 

Los deseos se crean porque queremos una cosa u otra y creemos que encontraremos el éxito cuando esos deseos se cumplan. Este patrón de conducta nos sigue decepcionando y la prueba de ello se ve en el estado de descontento y vació que las personas encuentran dentro de sí mismas.

Yo soy un ser pacífico y espiritual; esa es mi verdadera identidad. 

lunes, 30 de mayo de 2016

Humildad y sabiduría

Humildad y sabiduría

Cuando pensamos que conocemos la verdad y somos verdaderos, podemos llegar a convencernos de que tenemos razón. No somos capaces de ver lo que la otra persona tiene que decir y seguimos insistiendo en nuestra perspectiva. Esto puede conducir a discusiones inútiles y conflicto.

Junto a la verdad, también necesitamos humildad. La humildad nos ayuda a presentar nuestras ideas a los demás de una manera desapegada. La verdad en nuestro interior nos ayudará a entender a la otra persona y nos mantendrá abiertos a su punto de vista. Conseguiremos que nuestra perspectiva se entienda sin gran dificultad ya que la otra persona también será capaz de ver nuestro punto de vista.

La verdad se demuestra cuando está combinada con la humildad.

Cuando cometemos errores, a veces intentamos justificarlos. Damos excusas y nos comparamos con quienes han cometido errores similares. Pero perdemos la oportunidad de aprender de nuestros errores y a menudo los volvemos a repetir. Entonces somos incapaces de experimentar la felicidad que viene del progreso verdadero.

La verdadera sabiduría reside en aprender de los errores de los demás. Cuando alguien comete un error, nos enriquecemos con esa experiencia. No necesitamos pasar nosotros mismos por esa experiencia para aprender de ella. Cuando somos constantemente conscientes de las consecuencias de las acciones de las personas, experimentamos progreso a cada paso.

Ser cuidadoso y atento nos ayuda a progresar.