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lunes, 4 de marzo de 2019

Implicación desapegada

Implicación desapegada



Vernos como un ser espiritual que interpreta un papel en la obra ilimitada de la vida es una perspectiva excelente para posicionarnos en una conciencia equilibrada y desapegada.

La metáfora del actor, el personaje y la obra nos es muy útil para desempeñar nuestro rol de forma más consciente y más elevada. 

En primer lugar tenemos claro que yo soy el alma, el ser espiritual, el actor. 
El actor nunca se confunde con el personaje que interpreta. Sabe que es sólo un papel a interpretar. Todas las actividades e interacciones que llevamos a cabo a través del medio físico del cuerpo forman parte del personaje que interpreto.

El actor no está todo el tiempo sobre el escenario, cuando no necesita estar interpretando su papel, se relaja entre bastidores y se prepara para su nueva salida a escena.

Del mismo modo, tenemos que encontrar el equilibrio entre actuar e interpretar nuestro personaje en el campo de la acción y desconectar del personaje y conectar con la conciencia verdadera de quién soy, el actor, el ser espiritual. El silencio, la meditación y la contemplación son prácticas que nos ayudan a retornar a la conciencia de la semilla, es decir, nuestra naturaleza original.

Con esta práctica podemos desarrollar una habilidad maravillosa que se puede denominar la implicación desapegada. Soy consciente de que la vida es como una obra, y todos son actores interpretando sus diferentes papeles (sean o no conscientes de ello) y a la vez soy consciente y responsable por el impacto que mi personaje tiene en la obra y en los demás actores. Sin embargo, la conciencia de que soy un actor y la vida es una obra, me proporciona una perspectiva desapegada y benevolente, que surge de la consciencia clara de quién soy realmente.
  

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Auto-observación


Auto-observación



Una manera de evaluar de forma práctica y consistente nuestro progreso
espiritual es darnos un tiempo para nosotros mismos al final del día. Tomarnos
unos 10 minutos y sentarnos en soledad y silencio para revisar el día. ¿Qué
sucedió desde el momento de despertarnos hasta ahora?
Revisar con atención todo lo que hicimos, nuestras interacciones con otras
personas y lo que estuvimos pensando y sintiendo. Evaluar cuál fue la calidad de
nuestra respuesta. ¿Fue acorde al nivel de calidad que nos hemos fijado?
Notaremos que cada día trae algún que otro desafío conectado con nuestros
valores.

Nos tenemos que observar a nosotros mismos desde la perspectiva del
observador desapegado y preguntarnos si hubiera sido posible otra manera
mejor de responder ante determinada situación, o hubiéramos podido elegir
mejores palabras.

Es una buena iniciativa anotar en un diario las observaciones sobre uno mismo
que consideremos relevantes y útiles al hacer este proceso de auto-observación.
A medida que hacemos este proceso cada día, veremos que en nuestra vida se
manifiestan ciertos patrones. Y nos daremos cuenta de que estos patrones
tienen mucho que ver con los diferentes conflictos, problemas o complicaciones
que se presentan en nuestras vidas. Identificaremos claramente patrones
internos de los que queremos y necesitamos liberarnos para conseguir mayor
armonía, plenitud y satisfacción en nuestras vidas.

Nos daremos cuenta también de la importancia y del valor de meditar
regularmente. La meditación nos ayuda a crear una conciencia elevada y a
desactivar y transformar las tendencias y hábitos de conciencia limitada y
extrovertida (enfocada en el exterior) en la que caemos con frecuencia.

Experimentaremos gran bienestar a medida que tenemos éxito en los cambios
internos necesarios y nuestra consciencia se va volviendo más limpia y clara.
También podremos observar una significativa diferencia en la calidad de nuestra
conexión y experiencia de Dios así como nuestras relaciones y conexiones con
las demás personas.

jueves, 6 de octubre de 2016

El poder del desapego



El poder del desapego


Cuando la energía de nuestra consciencia esta fuera de control, la mente está en un estado de agitación. Nos gobiernan las emociones. La solución es desapegarse de las tormentas internas, separarse y observar el huracán, dejando que pase. La observación desapegada retira la energía que tus emociones requieren para sustentarse.

Por ejemplo, la ira es una condición en la que la lengua trabaja más rápido que la mente. Decimos cosas sin pensarlas, bajo la presión emocional del enfado o la reacción. Cuando nos desapegamos y observamos nuestra propia ira, ésta muere. Si no nos desapegamos de ella y la observamos… entonces será nuestra dueña.

Por otro lado, necesitamos poder para permanecer libres de la influencia de los demás. El desapego es este poder. Si no podemos permanecer desapegados de las influencias, no podremos mantener los pensamientos bajo control. A partir de ahí se generará una espiral descendente hasta que todo rastro de bienestar interior se pierda.

El primer paso en el desapego es comprender quién eres como entidad espiritual. Esto te permite “desapegarte” de tu identidad física, y todo su mundo de pensamientos y sentimientos limitados, y en lugar de ello “apegarte” a tu personalidad espiritual, el ser de paz, fortaleza y estabilidad.

Un día normal siempre estará lleno de desafíos hacia este desapego. Por un lado estará tu conciencia espiritual, pero por el otro estará la atracción hacia los seres humanos y el mundo material. El desapego no quiere decir alejarse del mundo material, sino simplemente permanecer consciente de ti mismo como ser espiritual mientras estás en el mundo e interpretas tu papel. El desapego simplemente significa mantenerte centrado en tu espiritualidad.
 

viernes, 20 de marzo de 2015

Reflexión: El actor y la obra


 
La vida es como una obra de teatro – interpretas tu propio papel y te rodean muchos otros actores que también interpretan sus propios papeles individuales. No sabes qué escenas van a aparecer en la obra, así que tienes que prepararte para lo que sea que pueda suceder. A veces viene un gran éxito sin que realmente lo hayas estado buscando... a veces haces grandes esfuerzos por conseguir algo, y sin embargo no funciona y parece un fracaso. En ocasiones otros consiguen lo que tú siempre has querido, y a veces tú consigues lo que otros han estado intentando conseguir.

Es importante saber extraer el beneficio de cada escena para nuestro progreso en la vida. Por ejemplo, ¿cuál es mi relación con el fracaso? ¿Es algo que me deprima o desanime? ¿O lo veo como una experiencia de aprendizaje?... ¿Algo que me permitirá desarrollar mayor sabiduría para la próxima vez, de forma que mi preparación sea mejor y no vuelva a cometer el mismo error?

El arte de ser un observador desapegado nos capacita a relacionarnos con la vida de una manera muy equilibrada. Hay ocasiones en las que tenemos que actuar e interpretar nuestro papel de una manera muy activa. En otras ocasiones, lo correcto es hacerse a un lado de la escena y simplemente observar. La habilidad de cambiar de estar en el centro del escenario a ser parte de la audiencia... y volver de nuevo, nos capacita para disfrutar las escenas de la vida, sin quedarnos exhaustos debido a escenas que no nos gustan o perdernos en las que nos gustan. Cuando podemos ver las cosas como el observador desapegado, entonces somos muy útiles para los demás, para ayudar, para ofrecer apoyo, para ver las cosas desde una perspectiva diferente.

Fotografía de instagram (Karla Jivi)

martes, 16 de diciembre de 2014

Práctica de la conciencia del alma

Práctica de la conciencia del alma

Cuando nos consideramos un ser espiritual, un alma que se expresa a través del soporte del cuerpo físico, se produce un profundo y beneficioso cambio de conciencia. Algunos pensamientos que nos ayudan a experimentar nuestra identidad espiritual son: Soy un alma y tengo un cuerpo. Soy un ser no-físico, eterno y con la capacidad de trascender las limitaciones del mundo físico. Me expreso de diferentes maneras a través de mi cuerpo, pero tengo una existencia no limitada al mismo. Es decir, el cuerpo constituido por átomos y moléculas de materia, tiene una naturaleza temporal, pero  la naturaleza del alma, el ser espiritual, es eterna. Soy un ser de luz espiritual, no-físico. 

Diversas imágenes nos pueden ayudar a fortalecer la conciencia de que yo, el alma, soy distinta de este cuerpo físico. El conductor y el coche son dos aspectos diferenciados. Ser un buen conductor requiere gran atención y la habilidad de usar el acelerador, los frenos, las marchas y el volante con precisión, a fin de estar plenamente en control del vehículo y evitar colisiones.

De la misma forma, a medida que nos movemos por la vida, necesitamos mantener en orden nuestras facultades mentales y físicas. Si usamos nuestros pensamientos y sentidos de la manera correcta, nos servirán bien, y nos llevarán a donde elijamos. Sin embargo, si permitimos que nuestros sentidos sean atraídos constantemente hacia diferentes direcciones y nos controlen, es posible que se produzcan accidentes.
Como conductores de nuestro vehículo, el cuerpo, también aprendemos a controlar los sentimientos que se expresan a través de los ojos y de las palabras. Cuando tales sentimientos se mantienen positivos, llenos de consideración y respeto favorece que nuestro viaje sea tranquilo y agradable.

Cuando permanecemos alertas y conscientes del alma, nuestras acciones nos acercan a nuestra verdad y somos capaces de compartirla con aquellos que nos rodean. Cuando perdemos la conciencia aunque sea por un momento, hay peligro. Si erupcionan los malos sentimientos y se expresa la negatividad, se plantan las semillas del conflicto y se desperdician el tiempo y la energía.

Ofrecemos ahora unos pensamientos para experimentar:

Sentado tranquilamente, visualizo mi identidad eterna, el ser de luz, el punto de conciencia, en el centro de mi frente…
Me doy cuenta de que yo soy el ser al mando de este vehículo físico, el cuerpo…
Soy el ser que posee conciencia…
Creo el pensamiento de paz en mi mente, con el entendimiento de que la paz es mi estado natural…
Permito que este pensamiento llegue a lo profundo de mi ser, de manera que conecto con la paz que hay en mí…
A medida que miro hacia el mundo, comparto esta paz…
A través de mis ojos, transmito rayos de luz y de paz…
Yo, como el conductor de este vehículo, en la conciencia de ser el dueño de mis sentidos, decido que las palabras que usaré serán benevolentes y pacíficas…
Y las acciones que realizaré serán un medio para compartir la paz que estoy experimentando.
 

domingo, 9 de noviembre de 2014

Desapego




Desapego

Desapego es una palabra a menudo poco comprendida. Desapego no significa cortar con nada. No significa alejarse. Significa aprender a separar dos cosas distintas, el mundo exterior y el mundo interior, y ser capaces de diferenciar estos dos mundos.

En el exterior están nuestros trabajos, estudios, economía, relaciones, etc. En el interior están las cosas sutiles que no se pueden medir fácilmente, cosas que no son físicas: nuestros sentimientos, emociones, conciencia y personalidad. Todas estas cosas se generan en nuestro mundo interno, dentro de nuestra propia identidad espiritual. Estos son los ingredientes con los que yo, el observador desapegado, puedo experimentar creativamente en el arte de pensar y puedo usar en el arte de vivir.

Necesitamos fortaleza para permanecer libres de la influencia de los demás. El desapego es esta fortaleza. Si no logramos permanecer desapegados de las influencias no seremos capaces de mantener nuestros pensamientos bajo control. Eso repercutirá en una pérdida de bienestar interno.

El primer paso en el desapego es comprender quién somos como entidad espiritual. Esto nos permite “desapegarnos” de nuestra identidad física y de su mundo de pensamientos y sentimientos limitados, y “apegarnos” en cambio a nuestra personalidad espiritual, el ser interior de paz y poder.

La vida diaria está llena de desafíos a este desapego. Por un lado estará nuestra conciencia espiritual, pero por el otro estará la atracción hacia los seres humanos y el mundo material. El desapego, como se ha mencionado, no significa separarse de éstos, sino permanecer consciente de nosotros mismos como seres espirituales y desempeñar nuestro papel en el mundo. El desapego es, pues, mantenerse centrado en la propia espiritualidad.